“La hermosura es la primera y principal parte que enamora…” Cervantes, El Quijote, Parte 2, CAP. 58
No digo nada nuevo, cuando afirmo que Culiacán es lugar de hermosísimas mujeres; que son ángeles bellos, mas que la luz del sol, hermosos ellos; tan exquisitas y sensuales son, que cuando se les admira, batalla uno, pa’mantener a raya los naturales ímpetus…el gran Newton, si además de sus profundas reflexiones bajo su árbol de manzano, hubiese visto estas mujeres, y experimentado la irresistible influencia de sus sensuales contoneos, generosos pechos y eróticos ombligos, toda su mecánica clásica, se hubiera reducido a definir la tentación, como una fuerza irresistible que nos impulsa a actuar sobre esos cuerpos en movimiento… este panino de mujeres hermosas que es Culiacán, nos permite saber de anécdotas como la que nos narra don Espiridion Gallo,- le encanta que le digan don pirón - , dueño de la fonda el gallo tuerto, en donde a un galán veterano, me cuenta don pirón, le ocurrió la siguiente catástrofe…resulta, que un cliente frecuente de mi negocio, que plata muestra en el color de sus cabellos y muchos otoños se le ven por ellos, un betabel, pues, venía acompañado de una escultural mujer, que por su físico, rápido se columbraba que era piel, de escasas y lozanas primaveras; quiero, dijo el galán, mesa para dos, a la orilla del agua y bajo la sombra de aquel susurrante bambú, en donde los pajarillos lanzan al aire sus armoniosos y regocijados cantos… me platicó don pirón que al escuchar la frase tan azucarada del galán, se dijo: “ este viejo gueco, no es así, trai gato encerrado, yo lo conozco…. “
Apreciadísimo lector, aquí entre nos, te digo que don pirón es muy claridoso, no sabe de sutilezas, por eso, así se expresó de su cliente; lo escribo tal cual lo dijo: ve nomás, las poderosas influencias, los variados influjos, que sobre los humanos, ejerce el imperio de ese tirano verdugo, a quien llamamos amor; se sientan – continua don pirón - y de parte del galán todo es miel y gentileza; solícito, atento, cortés, cariñoso, caballero, en una palabra cautivo ya, de los influjos y esencias, del erotismo que emanaba de la joven dama; en ese amoroso coloquio estaba, cuando se aparece una mujer, un basilisco, una fiera que mataba con la mirada, acompañada de otra mas joven, pero no menos fiera: oh calamidad, eran esposa e hija, del por amor cautivo, otoñal galán; la ofendida mujer, como un ciclón pasó por el local, sedienta de venganza, encabronadísima, llegó ante los tórtolos - (justo en ese momento se escuchaba la letra de la canción que el enamorado había solicitado, esa que dice: si nos dejan/ buscamos un rincón cerca del cielo/ y así juntito los dos… ) - y les brama: así, juntito los dos, los quería agarrar y cambiando la cara de rabiosa, cruel y carnicera, por una máscara de indiferencia y desdén, se dirige al infiel y sorprendido varón diciéndole, con clara y alta voz, con el intencionado propósito, de que todos los presentes escucharan:
- falorip, en consideración a esta jovencita, si es que se te hace con ella, procura, viejo lurio, picocaido, que no te vea, esos guevos canucios que tienes …
Lector amigo: la fiera con su frase, dio muestras de conocer bien a don falorip; este es nombre de varón y así se bautizaban los cristianos conforme a usos y costumbres de antes; los padres, en su respeto religioso, además quizá pensaban en los efectos futuros; de vuelta con la fiera, esta se dirige a la joven, pero ahora si, con mirada de leona herida, sedienta de venganza, y mientras con su mano derecha, tomaba el plato del infiel, en el cual esperaba una suculenta comida, le dice:
¿ sabes como se nombran, a las robamaridos ? ¡ putas, pirujas ¡ , para después dar con el plato en la cara de la azorada joven, el cual de rebote, dio en la espalda de otro cliente frecuente, que en esa ocasión desayunaba con su legal pareja y que con deleite presenciaba los aprietos del maduro galán; después de este contundente acto de presencia, la fiera, salió como entró: como un ciclón; por precaución, - dice don pirón -me hice a un lado pa’que pasara y cuando estuve bien seguro que no volvería, me dirigí a la mesa bajo el susurrante bambú; al llegar con el cliente a quien de rebote el plato golpeó, lo vi y me vio y con una elocuente mirada, me solicitó un cómplice silencio; con una leve sonrisa le di a entender: “ estoy contigo compañero” y además, le hice llegar aquel consejo que dice : aguas, cuando veas las barbas de tu vecino rasurar….mientras tanto, el abochornado galán, imán de todas las miradas, a quien por poco le da un soponcio, había pagado su cuenta con un billete grande, retirándose raudo y veloz sin esperar el cambio, que equivalía mas o menos, a cuatro salarios mínimos, que destinado a generosa propina del mesero, causó la envidia de sus colegas y mientras se metía la lana a la bolsa, de su boca salía una muy sincera y jocosa frase: ¡ que vengan mas adúlteros…!
Moraleja, termina diciendo don pirón:” quien es viejo y anda de pizpireto, derrocha, alma, lana y su secreto”
bacurimi@lachuparrosa.com
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